lunes, 18 de octubre de 2010

PENHA GARCIA. PORTUGAL. RUTA DOS FOSSEIS


El alba ha amanecido nervioso esta mañana y nos contagia de su prisa mientras las hadas y duendes aún pasean por los sueños de nuestros pequeños. Los rayos del sol que se cuelan por la ventana de la cocina, me dejan descubrir un cielo que se despierta azul celeste, claro y despejado, que me trae recuerdos de mi niñez en los días en que mi padre, me despertaba con la mágica frase: “Despierta. Hay churros y ha salido el sol”. Palabras que, sin duda, despedían a los personajes de cuentos que me habían acompañado durante la noche, y me habían ayudado a espantar el miedo a la oscuridad, y que me indicaban que el día iba a ser maravilloso, con un buen desayuno y un magnífico día de campo.






Hoy, sábado 16 de octubre de 2010, ya no pienso en Gnomos ni Elfos, pero sé que a quienes voy a despertar en un rato, aún se ilusionan con personajes como el Ratoncito Pérez y eso, hace que me sienta como uno más de ellos.







Pronto saldremos con las mochilas llenas de bocadillos, refrescos y “chuches” para disfrutar de este espléndido día que el otoño, magnífica estación, nos ha regalado, y que sin duda, nos hará descubrir parajes desconocidos, llenos de historias sorprendentes de gentes y épocas tan remotas, que se me escapan los ceros de sus años entre las neuronas que aún me quedan. No importa los siglos que hayan pasado, ni los vientos ni las tormentas que hayan barrido adonde nos dirigimos. No importa los rayos y truenos que hayan arrollado sus bosques. Hoy no pensaremos en ello, ni tan siquiera nos lo plantearemos, pero sólo el saber que pasearemos por lo que hace trescientos millones de años era el fondo marino, se me ponen los pelos de punta y, si se lo digo a mi hijo, claro, él no se lo cree y se echa a reír.








Sin embargo, cuando he visto sus ojos y su cara al descubrir él solo una cruziana, con la que se topó bajando hacia los antiguos molinos que aún permanecen junto al cauce de ese pequeño arroyo, se me ilumina la cara a mí también.





¿Os habéis fijado en sus expresiones cuando descubren aquello de lo que les hemos hablado? Yo sí, y os digo que estas excursiones a las que asisto con él, y que nos enseñan pequeños rincones, merecen la pena.









y atras dejamos ese pequeño y bello pueblo, Penha García, con su castillo templario, con su fondo marino que emergió tras un gigantesco terremoto y que nos dejó de regalo, lástima para ellos, Trilobites y sus huellas en la arena, esas que nombré antes: Cruzianas.
Sólo decir, que al llegar a Cáceres y ver a los padres cargados de mochilas en los hombros y a sus más pequeños dormidos en brazos, me di cuenta que había sido un maravilloso día que aquellos que trabajan en la sombra, nos habían preparado y que nos hicieron participar en talleres de papel reciclado, fabricación y decoración de velas, y bailes típicos en Ladoreiro. ¡Ah! Sin mencionar la ilusión que los niños y niñas despedían al montar a caballo en ese especial rincón que aún queda con artesanos de la zona.
Para despedirme: Gracias a todos por asistir, y a ver si en la próxima seguimos encontrándonos. Yo iré.


Fdo.: Un papá




No hay comentarios:

Publicar un comentario